El porotón, chachafruto o cáñaro es un fréjol de árbol ancestral, cuya vaina puede llegar a tener treinta centímetros, albergando a seis o siete deliciosos frutos de una consistencia suave y deliciosa.
El porotón de Shungo Tola es dulce, una variedad que se da muy bien en la altitud de la sierra y también en tierras más húmedas como el Chocó andino. El árbol puede alcanzar tres metros con el tiempo y es común que florezca y de frutos dos veces al año si tiene abundante sol, agua, materia orgánica y cobertura seca que evite la evaporación de humedad; es decir, se adapta muy fácilmente a la estructura vegetal de un bosque. La podemos reproducir con recursos al alcance de todos como hojarasca, ceniza y cascarilla de arroz.
El porotón vive una infancia lenta antes de convertirse en el centenario que podríamos encontrar en los bosques andinos hace más de quinientos años. Tiene la ventaja de contener una cantidad importante de proteina vegetal de primera calidad, se consume la semilla en harina para «café», para pan o bizcochos y también cocida con mayonesa casera, hummus, menestra… Sus vainas pueden ser guardadas en conserva logrando un delicioso sabor.
Cómo cuidar tu arbolito
Si tienes un porotón de Shungo Tola, ha germinado o brotado de un arbol totalmente orgánico, que tiene más de treinta años y se poda normalmente luego de cada cosecha, éste es el primer consejo a partir de la primera cosecha, pero antes, veamos como cuidar su infancia.
Sigue estos consejos:
1. Siembra el arbolito en un buen sustrato, bastante abonado. Mezcla el mismo con 2% de ceniza y 10% de cascarilla de arroz. Esto ayudará a despertar la carga microbiológica de tu suelo.
2. Cubre bien el suelo con cascarilla de arroz en 80% y 20% de ceniza. Esto protegerá al porotón de las babosas y caracoles que se lo pueden comer en una noche. Estos seres no tienen esqueleto y el silicio de la cascarilla y la ceniza momifica su cuerpo, de modo que no se arriesgarán a llegar hasta su manjar favorito. Fuera de estos depredadores, el porotón es fuerte y se adaptará a casi cualquier condición.
Siempre fue empleado en cercos vivos, de modo que se pueden sembrar los arbolitos bastante juntos, a 1.20 de distancia entre sí. Es un compañero excelente del café, las raíces amargas de éste lo libran de hongos y ofrecen nitrógeno en cantidad, recomendamos «caturro rojo de altura». También crece feliz junto a los lecheros, compañeros de función y de antigüedad.
3. El porotón es un árbol solar, necesita tanta luz como el maíz, pero se adapta a la humedad si se controlan posibles ataques de hongos.
Es común que ofrezca los primeros frutos luego de tres años, para lograrlo es indispensable abonarlo dos veces al año; recomendamos bocashi bien maduro y si está algo triste o atacado por algún mal, un caldo ceniza es la solución.
Caldo ceniza:
500gr de ceniza.
250gr de cal vida de preferencia, puedes usar calcimina en última instancia.
5 litros de agua.
Mezcla los ingredientes con un palo de madera largo, para evitar absorver vapores de la cal.
Propongo que apliques una dinamización bioenergética en todos los preparados que hagas, mezclando siete veces hacia la izquierda y a la derecha, por siete veces. De ese modo, las sutiles fuerzas del cielo y de la tierra se expresarán en esta preparación.
Cierne y aplica, si es demasiado rebaja en proporción a un litro.
Imagino a este arbolito creciendo en los bosques de Chachimbiro que alimentaban a nuestros ancestros con moras silvestres, tomates de enredarera, uvillas, nogales, chihualcanes, y un fréjol de árbol tamaño del pulgar, el fréjol más grande del mundo, el más tierno y delicioso. Quizás gracias a ti no lo perdamos, y los nietos de esta humanidad puedan comer sus frutos durante los próximos treinta años.
octubre de 2021
Doris Arroba
Finca Shungo Tola