Cada día diseñamos, cada decisión implica un plan que bien programado, puede tener éxito, lo cual en gran medida depende de considerar todas las variables involucradas. Sin duda en Permacultura, el agua es ese ser primero a considerar, que nos orienta a tomar decisiones.
Cuando abordamos un diseño de Permacultura recordamos siempre que el agua es primero. Antes de planear un huerto, antes de pensar en el lugar habitable, primero vemos como ella fluye; por dónde va su camino, en qué dirección transita con la lluvia. Finalmente, las respuestas se traducen en un plan hidrológico.
Tan poco se considera el agua para pensar en un hábitat permacultural, que muy pocos recogen agua de lluvia para conducirla a estanques vivos o a filtros de potabilización, pocos gestionan todas su aguas de desechos, o guardan cada metro cúbico celosamente, para alimentar flujos inteligentes.
Hemos visto cómo se construye un estanque enorme y desde ahí lanzan una infinidad de mangueras que gotean para todo el mundo igual, seas aguacate o tomate.
Hemos constatado que normalmente ese tipo de riego es característico de la gran industria que fertiliza químicamente por arriba, mientras por abajo regala un goteo eterno. El bosque no se sostiene de esa manera y puede producir alimento suficiente si se gestiona el agua como potencia de ese ecosistema.
Las culturas ancestrales hacían un diseño hidrológico imponente; por ejemplo, para conducir el agua desde lugares de gran caudal en las montañas, hasta las ciudades desérticas, como Lima en el Perú.
En Ecuador conocimos camellones karanquis en San Pablo del Lago, donde seguramente sembraban sobre enormes «wachos» mientras crecían peces y camarones de agua dulce en las zonas inundadas.
Así, en México se organizaron y prosperaron los huertos de alimentos y peces al estilo de Xochimilco, donde todavía es posible atisbar la riqueza de su experiencia vital acuática.
Al planear un espacio permacultural nunca de olvides del agua, jamás consideres que has cumplido al hacer un agujero cubierto con plástico para almacenarla. Piensa en trabajar por zonas de intervención y crea pequeños espacios que en algún momento prosperen sin tu ayuda, gracias al agua.
Donde ella viva tendrás gran abundancia, no solo de alimentos sino también de visitantes que busquen un espacio seguro para vivir. Puebla tu lugar de estanques vivos que serán pequeños reservorios de humedad y también saparios muy prósperos; riega menos, dirige más el rumbo del agua y su velocidad, almacena con criterio y confía en el poder del agua.
Nuestra intención en Shungo Tola siempre ha sido honrar al agua de muchas maneras, con la presencia de múltiples estanques, fuentes, zanjas de infiltración, cursos planeados, de modo que el organismo que vive en todo este espacio se encuentre contento y produzca mucho alimento, de gran variedad, que siempre tendrá distintas necesidades de este maravilloso elixir de la vida que llamamos agua.
Así pues, donde hay una pendiente evita la escorrentía, hemos visto desaparecer caminos cuando baja el agua sin control, no digamos una ladera cultivada. Las terrazas son la mejor opción pero estudia el flujo vital que te indicará el tamaño y la extensión, asegúrate que al final de su camino, el agua deposite de alguna manera todos los minerales que arrastra en su carrera. Ese lugar será el más fertil por muchos años.
Antes de decidir cómo conducirla escucha al agua, obsérvala, considera su comportamiento histórico y permite que se quede contigo en este presente, para darte el sustento del maíz, del fréjol, del chihualcán, de los frutales y de todo el huerto.
Al considerar al agua no te olvides de la Luna, quien la dirige porque cuando en ese ciclo incesante fluye arriba y abajo, lo hace en múltiples aguas, como en las del mar, en las tuyas, y en las de todos los seres sintientes sobre la faz de la Tierra.
Durante Luna nueva imagina cómo crecen las raíces luego de abonar el suelo; si lo hiciste bien, el agua de la savia enriquecida y bien alimentada se volverá planta, al comenzar el cuarto creciente. Parece magia, es magia, y es astronomía según la palabra de Kleper, pero también antroposofía y agricultura de acuerdo a Rudolf Steiner.
¿Qué harás con las aguas de tus desechos, tanto grises como negras?, también es una decisión importante y urgente. Las alcantarillas no son una opción, tampoco el biodigestor plástico o el pozo ciego, a la hora de diseñar con el agua en mente; es decir, al reconocer que nos acompañará siempre en Permacultura como el elemento más vital y generoso que nos regala esta madre Tierra para cuidar.