Recuerdo las veladas con mi madre para hacer productos naturales como le enseñó la tía abuela, monja de clausura en el Convento Franciscano de Quito: cera virgen, agua de flores, aceites esenciales, en una tradición que ha estado en la familia por más de tres generaciones. Vuelvo a la vida sus recetas para toda gente decidida a cambiar los componentes químicos por los naturales y orgánicos, que favorecen el cuidado integral de la piel. Las cremas y pomadas han tomado los nombres de las abuelas de mi familia y de sus dones para curar, cuidar y regenerar, por eso la tradición es Mágica y ahora se transforma en Ma’puma Cia. Ltda.