Esta instalación de un tanque de peces con geomembrana permite que disfrutemos de la compañía de cien tilapias rojas que algún día nos alimentarán, y que a la vez reguemos con sus desechos, la chacra de choclos, frejol y calabazas. El tanque se encuentra en el borde de una ladera empinada que aprovechamos con el método de huachos para sembrar de manera intensiva a las tres hermanas de la huerta andina, maíz, fréjol, y varios tipos de calabazas.
Las tilapias crecen muy rápido y producen gran cantidad de materia fecal que llena el tanque de nitratos. Estos rápidamente absorben el oxígeno del agua de modo que los peces pueden morir si las concentraciones de amoniaco de sus desechos son muy altas, por lo cual el tanque necesita una renovación del agua y una limpieza constante.
Nuestro pequeño sistema tiene dos mangueras, la una deposita agua reposada y de lluvia en el tanque, la otra lleva agua por gravedad desde el fondo del mismo hasta la chacra, recogiendo la materia orgánica acumulada de nuestras amigas, que la producen en abundancia al alimentarse de los berros que sembramos en la superficie, con microorganismos y proteína.
La manguera transparente nos permite mirar como fluye el agua llena de nitrógeno y microfauna para los cultivos que agradecen el constante riego de alimento de primera calidad. Este sistema de permacultura emplea medios mecánicos para recoger agua en tanques de 95 litros y vaciarla cada tres días, a la vez que se riega el huerto por tres horas.
La chacra se beneficia del agua llena de alimento que en un sistema convencional se tiraría al vaciar el tanque sin beneficio alguno de un abono muy completo.
Las tilapias se benefician de los microorganismos que colocamos en el agua de los tanques y que también las alimentan con microfauna. De ese modo completamos el ciclo de la naturaleza y le devolvemos en nutrientes aquello que nos regala en abundancia y se ve como un problema en lugar de la solución.