Por fin decidiste convertirte en un sano productor de tus propios alimentos y plantas medicinales, aunque sea en pequeña escala, y necesitas algunos consejos para empezar. Te propongo considerar los siguientes pasos que te ayudarán a llegar con éxito total a la primera cosecha. Nada igualará la emoción ni el sabor de los rábanos, rúcula y lechugas o bien del perejil, hierba buena y flores comestibles de tu próxima ensalada orgánica después de 28 días.
Paso 1: Diseñar el huerto
Observa atentamente el entorno y registra la orientación, dónde se encuentra el este, cuánto sol tendrán las plantas; si hay una pared para colocar una instalación vertical, cuales son las dimensiones; si hay viento y es fuerte, por dónde llegan las heladas; si hay polución que hará necesario sembrar plantas limpiadoras del ambiente, desde dónde se siente y cuál es su dirección. Mira atentamente el lugar dónde sembrarás y planifica los cultivos que convienen al nuevo huerto. Realiza un dibujo y recuerda: eres el diseñador de tu sueño y lo harás realidad planificando cada detalle.
Realiza una lista de las plantas que quisieras sembrar y averigua cuanto tiempo necesitan para crecer, observa su tamaño final, será esencial a la hora de plantar.
Es muy importante que diseñes el riego, aclarando cómo lo harás y también que coloques las plantas cerca de una fuente de agua. Sin agua los cultivos no prosperarán. Si es posible, ubica un recipiente o contenedor con el líquido vital para humedecer el ambiente de un jardín a cielo abierto en horas de sol.
Paso 2: Elegir las plantas y sus contenedores
Con amor y cuidados, las plantas de tu huerto urbano se harán grandes y hermosas. Selecciona macetas profundas, al menos de 50 o 60 centímetros, de modo que las raices se sientan bien y puedan crecer hacia abajo con fuerza.
Busca plantas que vayan bien juntas. Lee en el blog de la finca los artículos sobre asociación de cultivos. Por ejemplo, tomate con albahaca, lechugas y ají.
Prefiere plantas medicinales que protejan a las nuevas y pequeñas del jardín como hierba buena, toronjil, matico, tomillo, orégano y menta.
Paso 3: Preparar el suelo y los abonos para alimentar a las plantas.
Tu suelo necesita descomponer minerales para que las plantas puedan tomarlos y producir la deliciosa comida que podrás saborear en poco tiempo. La calidad de los cultivos dependerá del abono que aportes en las camas, bancales, huachos o en los contenedores de tu huerto.
En la ciudad puedes preparar buen abono saliendo de excursión hacia una quebrada antigua o hasta encontrar tierra de bosque que contenga microorganismos en forma de micelios o filamentos blancos, que puedes localizar bajo la hojarasca húmeda y descompuesta de mucho tiempo.
Mezcla un quintal de tierra de bosque con quince libras de carbón y ceniza molidas, dos docenas de cáscaras de huevo secas y molidas, medio quintal de cascarilla de arroz, cuatro tazas de cascaras de plátano secas y trituradas, quince libras de cualquier tipo de abono animal bien seco: gallinaza, caballo, vaca, cuy, o bien abono de lombriz, quizás tierra de champiñón.
Como fertilizante, haz una solución de leche descompuesta, usa solo el suero que se separa de la grasa; mezcla un litro en cinco litros y fumiga con bomba después de un mes de haber sembrado.
Si tienes un jardín y puedes plantar en el suelo, prepara la tierra en huachos para vegetales de ciclo medio como maíz, papas, camote, jícama, yuca, cúrcuma, zanahoria blanca, entre otros.
Construye camas de cultivo, bancales, camas de doble excavación o camas calientes para contener el abono y la cobertura de los cultivos más delicados.
UNA CAMA DE DOBLE EXCAVACIÓN: caba con un pala afilada, azadón y barra, un agujero de 2 metros por 1,20 y 60 centímetros de profundidad. Realiza huecos con la barra para suavizar aún más la tierra que pueda estar compactada. Coloca dentro ramas de podas y rastrojos secos, abono, tierra de bosque, tierra del agujero y alguna cobertura o mulch para cubrir bien el suelo abierto. Este bancal de cultivo necesita una estructura para sostener los abonos que se irán añadiendo, la misma evitará que las lluvias se lleven nutrientes y el viento arrastre el mulch.
UNA CAMA DE PERMACULTURA: coloca cartón grueso y firme sobre el suelo donde plantarás. Morirá la vegetación existente, incluso el kikuyo. Sobre el cartón ubica el abono y tierra de jardín, cubre con rastrojo seco y siembra.
SIEMBRA EN HUACHOS: realiza montículos de tierra abonada y coloca las semillas o plantas en la parte superior.
UNA ESPIRAL DE PLANTAS MEDICINALES: si tienes espacio suficiente prepara un espiral que te permitirá sembrar muchas plantas en un espacio reducido. Lee el siguiente artículo del blog que te indica cómo hacerlo:
Un espiral aromático y jardín de flores
UN HUERTO VERTICAL: si tienes una pared, esta es la mejor solución, puedes usar mallas, pallets, polialuminio reciclado, tubos de PVC, en el blog de la finca te proponemos un sistema sencillo y de bajo costo. Puedes leer detalles en el siguiente artículo del Blog:
El huerto vertical y sus cuidados
En este tipo de huerto lo ideal que las raices de las plantas puedan interactuar; hay un mito erróneo sobre el daño que se harían unas a otras, esto solo pasaría si hay alelopatía negativa o asociación inconveniente; las raíces irán tranquilamente donde hay agua de modo que un riego uniforme y buen abono harán que todas convivan, en lugar de morir lentamente en una bolsa de cultivo, sin interacción, cómo las gallinas de una granja industrial y los animales enjaulados. Debemos recordar que emulamos al bosque y tratamos de acercarnos todo lo posible a la «senda natural del cultivo»*.
Paso 4: Preparar fungicidas naturales y sistemas de protección de los cultivos
La mejor forma de proteger las plantas de tu huerto es que siembres en policultivos combinados, de modo que el aroma de las plantas más sabrosas no llegue a los depredadores hambrientos.
Si hay plagas, revisa el lugar dónde sopla el viento; trae enfermedades, creen los campesinos y no les falta razón. El viento debilita a las plantas y sucumben rápidamente a las esporas de los hongos más agresivos que se transportan por este medio.
Para evitarlo prepara una cortina de viento si es necesario, puede ser otra planta más elevada a una distancia apropiada, especialmente si son frágiles lechugas o delicados tomates. Quizás sea necesaria una malla, un armazón de bambú que podrás poblar de achogchas o carrizos y pallets. Usa tu imaginación y frena el camino del viento hasta tus cultivos.
CALDO DE CENIZA Y AZUFRE PARA MARIPOSA BLANCA: diluye 1/4 de jabón azul, que debe su color al azufre que lo compone, con media taza de ceniza de cualquier tipo, en tres tazas de agua y lleva a ebullición en fuego bajo, aproximadamente durante media hora. Apaga la mezcla cuando el jabón saponifique y suba como espuma. Deja enfriar por 8 horas y luego cierne en un colador fino. Mezcla en cinco litros de agua y fumiga las plantas sin sol, al anochecer. Lava con agua limpia al amanecer, eso evitará que el azufre queme las hojas por efecto de la luz solar.
BIOL DE PLANTAS ANTISÉPTICAS PARA HONGOS: medio kilo de ajiés, una cuarto de kilo de ajos, cuatro pimientos verdes medianos, dos cebollas paiteñas. Coloca los ingredientes bien troceados en un recipiente con cinco litros de agua fría, tapa con una malla y guarda en un lugar oscuro y seco. Al día 6, pasa por un colador fino y mezcla esta preparación en cinco litros de agua. Fumiga una vez por semana hasta que desaparezca el problema.
En todos los casos también deberás aplicar más abono seco o líquido, de bocashi, microorganismos, suelo de champiñón o de lombriz, pues el ataque de hongos indica alguna carencia en las raíces.
Si dispones, siembra semillas de rúcula y mostaza que combaten nemátodos evitando que los mismos dañen tus cultivos.
Paso 5: Calcular la distancia de las plantas para sembrar
Recuerda que en la naturaleza, cómo es arriba es abajo, de modo que las raíces crecerán tanto cómo la amplitud de la planta que coseches, por ello calcula el tamaño final de cada una para sembrar los plantines o las semillas.
Empieza por las plantas más grandes y de ciclo medio o largo y en medio de ellas sitúa las de ciclo corto, termina con semillas de rábano que cosecharás en 28 días. La clave de esta cama productiva intensiva es que siempre tengas comida fruto de las semillas primero, y luego de las plantas.
UN EJEMPLO:
- Cada 60cm: calabacín, alcachofas, tomates, brócoli o coliflor, acelga.
- Cada 30cm: lechugas, nabos, rúcula, mostaza, coles, kale.
- Cada 15cm: semillas de zanahoria y al boleo, semillas de rábano, perejil y culantro.
- En una esquina, tomillo y en la otra, albahaca.
Paso 6: Sembrar y regar
Los agujeros de siembra deben ser amplios, de modo que las raíces se extiendan cómodamente. Coloca un poco de tu mezcla de abono para que ayude a las nuevas amigas a crecer y cubre bien con mulch para guardar la humedad. Puedes usar cascarilla de arroz, tamo de cultivos antiguos, papel o cartón picado, aserrín grueso que no sea de eucalipto o pino.
Siembra de todo y siempre con semillas de ciclo corto como rábanos, zanahorias, rúcula. No te limites si pones las plantas en macetas, lo importante, como mencioné antes, es la profundidad de los contenedores, para tener las raíces contentas buscando minerales cada vez más hacia dentro del suelo. No te olvides de las plantas medicinales que ayudarán a tus cultivos y te darán salud.
Riega bien y establece cada riego en función del clima; lo importante será mantener humedad para que el agua diluya cada vez más minerales que las plantas necesitan. Garantiza un buen drenaje pues todos los vegetales envían fuera de su sistema los minerales que no requieren y si las raíces se empozan, literalmente se ahogarán. Para garantizar un buen drenaje en macetas coloca cascajo grueso y mezcla la tierra del fondo con cascajo fino. Haz agujeros suficientes para que los líquidos drenen hacia un desagüe.
Paso 7: Observar el crecimiento y los cambios
Las plantas crecerán rápidamente sobre un suelo bien abonado. Si colocaste también semillas de rábano, rúcula y plantas de lechuga, podrás cosechar desde los 28 días.
Al sembrar nuevas semillas cada luna creciente y llena, siempre tendrás comida deliciosa en tu huerto. Saca una planta y coloca una semilla, disfruta de un cultivo intensivo en el suelo o en contenedores; y siempre aprecia el clima, calcula la época de lluvias, mantén la humedad, cubre, cuida y antes de comer agradece al Gran Espíritu por cada alimento que te regala.
Observa el tiempo de la última cosecha. Para los antiguos estaba marcado por el Inti Raymi, celebra esta fiesta y deja a la Tierra todo lo demás. Permite que tu suelo dé malas hierbas y saca solamente el kikuyo. Deja que los rábanos se hagan arbustos con flores y en tres meses cosecha tus propias semillas.
En esta época continúa manteniendo la humedad, no siembres más, recoje las alcachofas y últimos calabacines, únete a la Madre Tierra y prepara tu nueva siembra con las primeras lluvias de septiembre o en octubre, a más tardar. El tiempo de barbecho o descanso del suelo era respetado en la antigüedad. Intenta aprender del ritmo natural de los cultivos y aplícalo en el huerto urbano.
En caso de ataques de hongos usa el Biol que te propongo en esta nota, así como el caldo ceniza para eliminar cochinillas, mariposas blancas, arañuelas rojas y otros visitantes del huerto urbano que no cuentan con depredadores suficientes como pájaros, mariquitas y gallinas, que son comunes en el campo y dan buena cuenta de ellos.
Paso 8: Cosechar con buena Luna
En Luna llena, cuando la sabia de las plantas está arriba al igual que la Abuela en el cielo, cosecha los mejores frutos y hojas.
En Luna menguante, cuando la sabia de las plantas está abajo al igual que la Vieja Sabia, cosecha los mejores tubérculos, raíces y bulbos.
Sigue a la Luna y sabrás de cosechas más ricas y nutritivas, llenas de minerales. Esto es lo que buscamos para fortalecer la salud y la vida de la humanidad.
LECTURA RECOMENDADA: *»La senda natural del cultivo» de Masanobu Fukuoka. *Agricultor y filósofo japonés quién inició la propuesta regenerativa del suelo usando las asociaciones de cultivos y la observación de la naturaleza como métodos de enriquecimiento de las cosechas, en lugar de los productos químicos propios de la naciente «revolución verde». En 1988 obtuvo el equivalente al Nobel de los países asiáticos por duplicar la producción de arroz en combinación con cebada y trébol.
*El libro tiene una circulación amplia en la red, puedes conseguir un pdf, aunque recomiendo que tengas una buena edición impresa de esta joya de la agroecología.