Hace poco recibí una llamada de alguien a quién contactaron amigas de las redes con una angustia grave: necesito que me ayude porque las abejas que tengo en mi terreno están furiosas y casi matan a un trabajador la semana pasada. Preocupada con razón, Alicia tuvo algún día 17 colmenas que trabajó un ayudante con todos los implementos, ella nunca aprendió. Llegó el día en que él decidió buscar mejores horizontes y se fue con todo, menos 4 cajas de dos pisos cada una, todas en producción y llenas de miel.
Si no sabes que hacer con la miel y es imposible sacarla, las abejas se alimentarán de ella y tarde o temprano habrá muy poco espacio y muy poca comida a disposición. Tendrán que irse y el panal abandonado, en lugar de producir miel hará reinas y zánganos dispuestos a comerse toda la que puedan a la espera de una soberana para ser fertilizada.
Un panal de sesenta mil abejas se irá con una nueva reina dividiéndose exactamente en la mitad. Iniciado el proceso, hará lo mismo tantas veces como sea posible como un mecanismo de supervivencia. Estas abejas, siempre angustiadas por la cantidad de miel que necesitan los enjambres, no aceptarán que nadie se acerque y se volverán sumamente agresivas. El panal de abejas en «modo enjambre» tendrá un 50% de machos, lo cual es insostenible para una colmena normal que necesita solamente un 10% para mantener la temperatura interna mientras se alimentan. No traerán miel, no volarán a buscar polen ni fabricarán jalea real. Ni muchos ni muy pocos son necesarios. Cuando revisamos las colmenas aseguramos dejar una cantidad suficiente de nidos y eliminamos los excedentes de los zánganos grandes y hambrientos en busca de miel.
Alicia mató un enjambre que entró al ático de su casa hace poco, otro en un tronco, fue el causante de casi una muerte al atacar a un hombre que por mala suerte resultó alérgico a la apitoxina, un tercer enjambre cerró el paso del bosque a cualquiera que se arriesgue a entrar.
Los apicultores inventaron el panal de cuadros móviles que se revisa cada quince días regularmente, en los cuadros internos las abejas crían a sus larvas y en los externos hacen alimento. Cuando han llenado todas las celdas y las han sellado, lo normal es que vayan al segundo piso de su casa y elaboren más. Pero en el caso de Alicia la situación es diferente, las abejas no tienen tiempo de hacer esto, solo nacen y mueren esclavas de la producción sin otro propósito que dividir el panal.
¿Qué hacer en este caso?
Un panal es delicado y como he señalado en otros artículos de este blog, solo debería trasladarse en caso extremo como este, para evitar daños mayores y nuevos enjambres que ataquen a gente y animales a un kilómetro a la redonda.
El problema de Alicia es un ejemplo de la situación que causamos los humanos al no cumplir con la parte del trato: te doy miel pero tú me cuidas.
Haremos el traslado de las colmenas a una quebrada inhabitada de Urcuquí, para ello habrá que cerrar con malla las salidas del panal. Será necesario actuar por la noche, cuando todas estén dentro, con abundante humo (hemos aclarado que esto no las daña, hace que empiecen a alimentarse de miel para salvar su alimento de un posible incendio). Si la aireación de la colmena es insuficiente todas las abejas morirán en una hora, incluso si es ligeramente menor al necesario morirán de frío en dos.
La aclimatación de la colmena a su nuevo hábitat llevará seis meses de constantes revisiones y cuidados, hasta que un número no inferior a 10.000 abejas produzcan miel regularmente, incrementando su número en esa cantidad hasta potenciarse por seis.