No tuve la suerte de conocer a mi abuela Angelina Varela pero supe de sus consejos por mi madre, y también de sus recetas para el cuidado de la piel. Era usual usar la cera de abejas en distintas proporciones para lograr efectos curativos precisos. La magia de alquimia se lograba en una combinación de temperatura y formas de batir los ingredientes más puros en combinación con agua de rosas, siempre destilada en un alambique casero. La cera virgen de las abejas es en si misma un gran emulsionante combinada con una resina amazónica conocida como «bálsamo del Perú» en proporciones mínimas, a ello se añade una combinación de aceites esenciales puros, especialmente geranio, de propiedades calmantes y curativas para la piel.
Angelina es una mezcla especial de aceite esencial de geranio malva, agua de rosas, aceite de almendras dulces, resina de bálsamo y cera virgen de abejas que se combinan para mantener humectada la delicada piel del rostro, hasta el contorno de ojos, durante todo el día.
La fórmula de Angelina fue entregada por mi madre de modo práctico en la mesa de la cocina familiar, al mezclar los ingredientes dentro de una olla de barro curado, donde se hacía la preparación en baño maría durante diez minutos con una cuchara de palo larga y delgada.
Luego se retiraba del fuego hasta que la temperatura era adecuada para batir, durante horas, los delicados compuestos orgánicos y blanquear la crema hasta lograr la consistencia perfecta, el aroma más delicado, la textura suave y floral.
Aún hoy conservamos y seguimos los secretos de la abuela para hacer esta deliciosa crema facial diaria para toda la familia, con bloqueador solar SPF15, pantalla de la cera de abejas en las colmenas totalmente natural, que protege de manchas, evita alergias y granitos causados por los químicos que tapan los poros expuestos a los compuestos de petróleo en la piel (vaselina, propylen glicol, parabenos, conservantes, colorantes, ácidos).
El mejor secreto de Angelina es el uso de ingredientes totalmente orgánicos, que cubren suavemente el rostro y lo mantienen hidratado gracias a la maravillosa cera de las abejas, que protegerá nuestra delicada piel por muchos años.