El Bálsamo del Perú, se llamó así porque su corteza se extrajo de la selva amazónica de ese país por comerciantes europeos durante dos siglos; fue el ingrediente de preparados especiales para la industria cosmética, alimenticia y hasta maderera por diversas propiedades del árbol nativo de los valles amazónicos andinos y del Caribe. En Ecuador se usa aún la madera de bálsamo, sin embargo muy pocos conocen o emplean apropiadamente la resina.
Resulta importante reconocer su poder fungicida y bactericida, así como cicatrizante, anti-inflamatorio y analgésico. Tiene un delicioso aroma, casi exactamente igual a la vainilla, que sin embargo posee otras propiedades especialmente reconocidas para el cuidado de la piel.
El ingrediente activo es myroxilón, que actúa como anti-inflamatorio en dosis mínimas como las usadas en aromaterapia, por ello tiene una acción calmante sobre las pieles sensibles o acnéicas. También es un poderoso conservante, debo declarar que recibí en herencia de mi madre un frasco de bálsamo originario de la selva amazónica de Ecuador y todavía lo conservo para mi uso personal.
La dosis es una gota por cada 120ml de cera de abejas derretida.
Este preparado es la base de cremas y pomadas que tienen propiedades regenerativas en combinación con varios aceites esenciales.