La población humana, confinada en cuarentena, está informada sobre el quehacer, ante la pandemia del COVID-19. Cada quien, sabe como armar su escudo protector “EXTERNO”, aplicando una docena de medidas, que detengan su avance estadístico.
Gobernantes, políticos, científicos, médicos, medios de comunicación, redes sociales, vocerías de todo orden, abundan en estadísticas, opiniones, análisis, pronósticos y proyecciones, sobre la trayectoria de la pandemia en el mundo, su evolución y cómo enfrentarla; a más de previsibles colapsos en todos los ámbitos de vida. Voceros de la pandemia, van orquestando, a tenor de miedos y pánico, una suerte de paranoia delirante, que no nos deja ver, ni hacer, más allá de lo que nos exhiben y es permisible.
Poco o nada se dice de cómo reconstruir y fortalecer el Escudo Protector “INTERNO”, nuestro Sistema Inmunológico. Desde allí podemos actuar y salir del estatismo inmóvil, pasivo, de la cuarentena. Incidir en mejorar ostensiblemente, nuestras condiciones de salud, complementando el escudo “EXTERNO”. Acción prioritaria e imprescindible, en la que brilla por ausencia y autoexclusión, información, orientación y acciones precisas.
Entre las medidas “EXTERNAS”, eficaces, está el lavado de manos con jabón. El virus está constituido por proteína, glucosa y grasa. La acción del jabón, en tan solo 20 segundos, químicamente, rompe la cadena estructural del revestimiento graso del virus y lo disuelve, destruyendo las espigas con las que éste se ensambla a la célula pulmonar humana; luego disuelve el tejido graso del cuerpo del virus, destruyéndolo.
Lo que llama la atención, frente a esta sencilla acción, es la alta fragilidad del “poderoso” virus. Surgen las preguntas: ¿qué acciones podemos tomar, a partir de este dato relevante?, ¿es posible, traducirlo y aplicarlo en nuestro frente “INTERNO”? ¿Si se hace externamente, con acciones simples, porqué no incidir internamente, con acciones eficaces tendientes al fortalecimiento de nuestro Sistema Inmune?.
El virus es letal en una media del 3 al 5%, de la población contagiada, el restante 95% (95 personas de 100), sea por asistencia médica, o por no presentar síntomas, no evolucionan a estadísticas de mortalidad. ¿Porqué la afección letal, no es tan alta, en un 50, 60% o más?. ¿Qué significa, estar contagiado por el COVID-19 y ser asintomático, es decir, no presentar fiebre ni otros síntomas?. ¿La razón acaso no está ligada directamente a niveles, altos o bajos, del sistema inmunológico, en cada caso?
Cientistas, médicos, y epidemiólogos, conjeturan que del 100% de contagios, el 80%, sale invicto por“propia cuenta” (¿?), sin intervención, ni asistencia médica.Del 20% restante, alrededor del 15% presenta casos agudos y de asistencia médica inmediata, en tanto que, un 3%, promedio, fallece de complicaciones por comorbilidad asociada.
Abundando en nuestro argumento, salir invicto por “cuenta propia”, sin asistencia médica, aplicando recursos propios, debe leerse como una victoria contundente e incuestionable del Sistema Inmune de éste 80% de contagios, en su épica guerra, Vs. COVID-19. ¿Acaso una vacuna, no estimula la activación del sistema inmune, creando éste, anticuerpos celulares de defensa y ataque contra agresiones externas e internas? ¿No es el sistema inmune, el único,que en fin de cuentas, resuelve la batalla interna?
El Instituto Nacional de Salud Italiano, observa en un estudio que, de las 355 primeras muertes por COVID-19, el 08%, menos del 1%, muere, no por comórbilidad asociada, mientras el 99,2% fallece de 1, 2 y más enfermedades asociadas, todas con polifármacos, o exceso de medicamentos. Ello dicta que, a más enfermedades, más débil es el sistema inmunológico, mayor es la propensión a ser presa del corona virus.
¡Ojo!, quien tenga debilitado su sistema inmunológico entra en los Grupos de Riesgo, no solo el adulto mayor, por presentar su sistema inmunológico quebrantado; por ello, que no nos asombre mirar en pantallas a flamantes centenarios, (como en el caso de Italia, personas con sus 110 años de vida), saliendo victoriosos de esta siniestra y silenciosa batalla, en la que está vitalmente en cuestión, el sistema inmunológico humano.
NOTA:En nuevas entregas, abordaremos temas sobre estructura y funcionamiento de nuestro sistema inmunológico, para en las subsiguientes, plantearnos alternativas naturales, de cómo y desde qué áreas clave fortalecer este escudo interno, nuestro sistema inmune y el de nuestra familia, desde casa, en plena cuarentena anti COVID19. La intención es: Ser sujetos activos en la crisis; y, sensibilizar el espíritu de los gestores de salud, propiciando reencuentros entre la ciencia médica oficial y la medicina natural.