La primera vez que se usó el agua de rosas como tónico para la piel fue en Egipto. Frascos de perfume con esta medicina se encontraron en el ajuar funerario de reinas y doncellas del antiguo reino de los faraones. La razón debe haber sido su alta dosis en bioflavonoides, vitaminas, minerales y antioxidantes. Se ha comprobado que las cremas y tónicos elaborados con rosas alivian casos de psoriasis, dermatitis y desde luego, el acné.
La verdadera agua de rosas se destila en un alambique del que se obtiene también aceite esencial, uno de los más apreciados y difíciles de conseguir por la cantidad de rosas que se necesita para obtener apenas un frasco muy pequeño. Sin embargo el hidrolato de rosa, como se conoce a este resultado maravilloso para la piel, es más sencillo de obtener. El resultado es agua destilada con nutrientes, minerales y vitamina C.
El agua de rosas es transparente. Nunca tiene el color de la rosa, pues exclusivamente se obtienen sustancias químicas orgánicas que se impregnan en el agua destilada. Tiene un aroma delicioso; toda la fragancia de la salud y la vida en pocas gotas de agua purificada.
La mejor forma es usar este tónico sin diluir con un rociador cada vez que se necesite refrescar el rostro o hidratarlo. Nunca de debe mezclar con alcohol pues causaría el efecto contrario sobre la piel del rostro. En ese caso se obtendrá un perfume delicioso para colocarse detrás de las orejas, los codos y el cabello. Los mejores perfumes conocidos en la historia de la humanidad han contemplado a la rosa entre sus ingredientes.
Usa agua de rosas para la piel y verás renacer la juventud, vitalidad y luz en tu rostro.