Tu soberanía alimentaria requiere una gran variedad de cultivos. Tan importante como sembrar lechugas, tomates, nabos, rúcula, y más plantas de ciclo corto, es tener algunas variedades que han alimentado a nuestros abuelos por más de siete generaciones. Nos referimos a las plantas ancestrales como el maíz, la quinua, la mashua, el amaranto y la papa nativa de cada lugar. Todas ellas tienen muchas vitaminas, minerales, antioxidantes en cantidad y son fuente de salud para la familia.
¿Cómo cultivar mashua y papa chaucha?
Necesitas una planta madre en los dos casos, sin embargo, una vez que hagas germinar una planta tendrás muchas para un largo tiempo, mientras sigas cultivándolas. El mejor lugar para adquirir una es en los mercados populares de Ecuador y también en tiendas de productos orgánicos, cada vez son más apreciadas por sus múltiples cualidades.
La mashua es una planta familia de la capuchina, de flores comestibles, y el tubérculo es similar a la papa. Tiene varios colores que se derivan de antioxidantes de la planta, entre los cuales se destacan el amarillo y el morado oscuro, este último, el más apetecido por sus propiedades antibióticas.
La papa chaucha, familia del tomate, es una variedad muy apreciada en las comunidades indígenas por sus cualidades curativas, tiene colores intensos oscuros y amarillos, una variedad apetecida como medicina es la Yanashungo o corazón negro. A diferencia de la papa chola, de uso extremadamente común, no necesita químicos ni se fumiga; requiere condiciones mínimas de limpieza de malezas, y suficiente humedad. La papa chola es una de las variedades más fumigadas por la industria química, de modo que es un veneno que se debería evitar.
Deja brotar hijuelos
Guarda las chauchas y mashuas en un lugar oscuro, cada grupo por separado; recomiendo una bolsa de plástico negro a medio cerrar. Evita la humedad pues las plantas madres deben estar bien secas. En dos semanas tendrás hijuelos verdes saliendo por todos sus ojos.
Siembra a una distancia de 50cm, en grupos. Las papas y mashuas pueden convivir en el mismo espacio pero prefieren formar un racimo por separado.
Necesitan más o menos el tiempo tiempo, de cinco a seis meses, para prosperar. Como plantas compañeras van muy bien la manzanilla y el culantro.