Uno de nuestros más caros sueños ha sido construir con nuestras propias manos un horno eficiente con una doble cámara para la circulación de los gases, el mínimo gasto de leña usando solo las podas del huerto; con tanques reciclados y a muy bajo costo. Pensamos y soñamos en hacer muchos hornos para las familias de la comuna, como ellos hicieron con nosotros. Un horno en minga.
En diciembre de 2016, organizamos un taller con la asistencia de Norié Barro Vivo. Ocurrió lo que pasa cuando todo se junta para bien; nos visitaron dos amigos permacultores de la zona y tres familias de la comuna de Ajumbuela. Todos aceptaron el reto de hacer un sistema que se comercializa en cientos de dólares, con nada, si fuera posible.
El trabajo maravilloso de don Edgar, nuestro vecino soldador experto, fue clave en el logro alcanzado en esta minga. Unimos las piezas de un tanque reciclado que curamos con llama alta durante una hora para eliminar todo posible residuo de su uso anterior.
Armamos la base con pallets, botellas de vidrio, tejas antiguas, caña guadua y ceniza.
Añadimos las piedras volcánicas que amablemente donó Norié, son rocas de la Mama Tungurahua, que arden al rojo vivo en un santiamén.
Se colocaron para formar la cámara de fuego, con barro preparado quince días antes usando majada de caballo, melaza y rastrojo en las siguientes proporciones: barro arcilloso, diez partes; majada mezclada con agua suficiente para lograr una mezcla homogénea, dos partes; cascarilla de arroz hasta darle consistencia, dos partes; y melaza con agua hasta conseguir la pasta.
Levantamos la estructura con un tanque viejo, malla de la construcción y un tubo laminado.
El resultado, luego de dos días intensos de trabajo, fue un lindo horno que luego Charly retocó con una serie de ajustes a la cámara interna, la estructura y los revoques.
Durante tres días seguidos distribuyó mejor el barro, cubrió bien las fumarolas que aparecieron en el horno recién estrenado, y le puso patitas de elefante.
¿Cómo funciona?
Es increíble que el horno no desprenda humo durante la combustión. Aparece una especie de trama de gases transparente que casi no se ve.
La leña, que son solo recortes secos del huerto, entra en la cámara de fuego y se enciende con fuerza gracias a la ventana, abierta en este caso para el impulso de aire necesario.
Inmediatamente pasa a la cámara de circulación de gases, un espacio hueco y soldado entre el tanque principal y otro, que genera el túnel de combustión.
El calor es mucho más intenso que con el método convencional y la cantidad de leña no tiene punto de comparación.
Finalmente, a disfrutarlo, a cocinar a diario, a prenderlo por las noches cuando hace frío y a brindar por nuestra salud y por la salud de toda la humanidad.
Aprendizajes de esta bioconstrucción, en octubre de 2017
Luego de un año construyendo hornos con este sistema, podemos decir que sí es posible levantarlo por ti mismo con conocimientos sencillos y materiales reciclados.
Puedes ser un permacultor y usar de manera eficiente la energía con un mínimo esfuerzo, lo importante es que aprendas cómo hacerlo.
Seis hornos después del primer prototipo, hemos hecho varios ajustes que te sugerimos como necesarios.
- Redujimos la entrada de la cámara de combustión. No se necesita que sea tan amplia, especialmente porque se fuga el calor de manera importante.
- Usamos acero inoxidable para forrar todo el horno por dentro y por fuera, esto evita la oxidación de los tanques reciclados.
- Eliminamos la ventana de humo, no es necesaria pues si la cámara de combustión está bien hecha el aire fluirá durante el encendido.
- Hacemos los últimos revoques luego de un mes de su construcción. Esto permite que la mezcla seque bien y sea una base sólida sin fisuras o «fumarolas».
- Cubrimos con barro la chimenea y la puerta del horno para que el calor no escape por las fisuras.
El último horno que elaboramos para clientes de la finca salió perfecto. En este afán de constructores de fuego, levantaremos el siguiente en el Jardín Botánico de Quito el 18 y 19 de noviembre de 2017, con las siguientes características:
- Enciende en cinco minutos.
- Necesita menos cantidad de podas.
- Calienta en diez minutos.
- Mantiene un calor estable durante tres horas y con un leño pequeño más, llega a cinco horas.
¿Cuánto cuesta un horno mejorado?
Hacerlo profesionalmente vale entre $600 y $800 dólares, considerando ya el trabajo involucrado y el tiempo, puede ser necesario un mes y medio de visitas periódicas para dejarlo sin fisuras, todo depende de la humedad del ambiente, las veces que se haya prendido (mientras más, mejor), el espacio dónde está, los materiales, entre otros factores. Sin embargo, una vez curado el barro con una mezcla térmica, tendrá la dureza característica de las construcciones antiguas con este material. Puede durar siglos.
Aprender a hacerlo en un curso de bioconstrucción de la finca vale $120 dólares, dura dos días e incluye el asesoramiento cuando se levante en tu lugar.
¿Cuáles son los beneficios?
Todos son beneficios, ya que usarás mínima cantidad de leña. Encenderás muy rápido. Cocinarás mejor, con el inconfundible y delicioso sabor tradicional pero con las ventajas de un sistema sustentable. Y muy importante: no contaminarás el ambiente ni dañarás tu salud porque la doble combustión bien lograda elimina el humo, solo verás residuos gaseosos transparentes en la chimenea.
Mira este vídeo dónde te lo explicamos más ampliamente:
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Carlos Álvarez, constructor y docente de la finca Shungo Tola, con estudios de arquitectura, sociología, economía, conoció este sistema en Argentina durante el año 2012 y 2013, luego combinó este saber con el de caña guadua, en Colombia. Construye hornos de doble combustión para la comuna de Ajumbuela en Urcuquí, provincia de Imbabura de manera gratuita, y para los clientes de la finca Shungo Tola. Dicta talleres y cursos sobre sistemas de doble combustión: estufas, hornos y tanques de calefacción, desde el año 2016.