Una de las tareas primarias del huerto es recoger las semillas luego de la primera cosecha. En mayo de 2016, cumplimos un año en la finca, de modo que todas las verduras y hortalizas han pasado por un proceso de floración. Aprendimos que de todo lo que sembremos, una parte deberá ir a la Tierra, de modo que el 25% lo dedicamos a la paciencia en espera de las semillas.
Germinar las propias semillas es doblemente bueno, pues las plantas serán cada vez más fuertes si se elige la mejor variedad de árbol, arbusto o planta comestible y, por otro lado, nos empoderará para cultivar el propio alimento. Habrá que partir de una planta orgánica madre, para lo cual recurrimos a los amigos de la Red de Guardianes de Semillas de Ecuador, de la cual formamos parte.
Toda semilla se puede cosechar y preparar para una buena siembra tomando en cuenta algunas reglas; como por ejemplo, evitar sembrar en el mismo ciclo plantas de igual familia pues las semillas se podrían cruzar entre sí gracias a la acción de los polinizadores. Así pues, elige sembrar brócoli o coliflor pero no las dos plantas juntas.
Aquellas semillas como el tomate, pepino, granadilla, de consistencia pegajosa, necesitan estar en el agua reposando una semana hasta que se despeguen del sustrato. Otras se dejan secar, como las semillas de las calabazas y pimientos. En este y en todos los casos, las semillas se pasan por un colador con agua sin cloro y luego se extienden una junto a otra sobre una servilleta de papel. La servilleta se dobla y se guarda en un lugar oscuro y fresco. De ese modo, en quince días tendremos semillas para fructificar en el vivero o bien para guardar hasta un intercambio de semillas.
Es importante considerar también algunas particularidades de las semillas, como por ejemplo, que las lechugas deben dormir durante dos meses antes de ser sembradas. Siempre me sorprendió que su capacidad para acoger el sueño de las personas también sea su necesidad como semilla.
Todas las semillas son maravillosas, como lo evidencian en su potencial de germinación. La mayoría vive con su energía intacta entre dos y cinco años; otras más tiempo, algunas solo meses, como los cítricos.
La siguiente foto muestra una cama de semillas de pac-choy y un mix de verduras orientales, ofrece hermosas vainas después de la floración y, en este caso, múltiples hojas comestibles que aprovechamos todo el año. Son un ejemplo de las semillas que se dan en vainas, cuando las flores se han marchitado, como el rábano, la rúcula, la mostaza, el brócoli y la coliflor, entre otras plantas.
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