El aroma de la miel de abeja y de la cera es inconfundible, suave y dulce, no demasiado empalagoso, con una textura realmente floral, sin duda el mejor relajante para los sentidos y la piel. Dos gotitas de miel de abeja en el difusor darán al espacio una fragancia especial, que dependerá de las flores que hayan degustado las abejas. El aroma curativo contiene fenoles y ésteres, hormonas naturales y antibióticos, no en vano se usa miel de abejas para curar heridas abiertas. Cuando es natural y orgánica no contiene fructosa sino una sola enzima de la glucosa que produce un compuesto similar al agua oxigenada, el peróxido de hidrógeno. Elimina bacterias, levaduras y hongos presentes en el ambiente, sin duda es un gran aliado natural de la aromaterapia para lograr una vida saludable.
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